El término “Food Defense” nace en Estados Unidos tras el atentado del 11 de septiembre de 2001. En aquel momento, la Administración Norteamericana estudió todo tipo de posibles amenazas terroristas y detectó que el sector agroalimentario era uno de los más vulnerables, ya que por su naturaleza y características es posible producir mucho daño con poco esfuerzo.
Por todo esto, actualmente, la implantación de un sistema “Food Defense” es un requisito de obligado cumplimiento por parte de la FDA y un requisito imprescindible recogido en los principales estándares de certificación agroalimentaria como BRC, IFS y FSSC 22000.